Esta mañana mi hijo de 5 años no había forma de que se terminara su desayuno… después de 15 minutos de infructíferas palabras he tirado de creatividad maternal: “he visto que el conejito de Pascua te ha dejado un huevo de chocolate escondido por la casa, cuando te termines la leche te digo dónde”. ¡En 3 segundos la taza de leche estaba vacía!
No me gusta mucho tirar de este tipo de incentivos pues no quiero que a la larga sólo haga las cosas que le cuestan si detrás hay un premio… pero utilizarlo en su justa medida tampoco es tan malo y facilita el fluir del día. Luego he pensado que yo también utilizo este método para mí misma cuando me cuesta abordar una tarea que no me apetece… por ejemplo me digo: “Si termino estos informes (algo con lo que no disfruto) en menos de una hora (gran reto), me voy al centro a dar un paseo (algo con lo que disfruto mucho)”, ¡y me funciona a mí también!
Utilizar pequeños premios para incentivarnos es un buen recurso para conseguir hacer algo que no nos apetece o que requiere un esfuerzo que nos cuesta gestionar. De golpe dejamos de gastar energía en pensar en lo que no apetece y la trasladamos a lo que sí apetece, y eso tira de nosotros para conseguir ese reto, y la satisfacción final por haberlo conseguido. Al final vemos que nosotros tenemos el poder de motivarnos o no en hacer las cosas de nuestro día a día y de la vida. Son recursos internos que los podemos utilizar o no, utilizarlos nos enriquece y facilita la vida para disfrutarla más.
¿Utilizas tú también pequeños premios para conseguir hacer algo que no te apetece? ¿Qué no te apetece en estos momentos y qué puedes hacer para llevarlo a cabo? ¿Lo utilizas también para que otros hagan algo que requiere un esfuerzo adicional? Te animo a compartir tus métodos y recursos que utilizas para dar ideas a otras personas.
¡Muchas gracias y Felices Pascuas!